Expectativa vs Realidad al Emigrar

Lo que nadie te cuenta (pero necesitas saber)

Emigrar es una de las decisiones más transformadoras que puedes tomar. Cambia tu vida por completo. Abre nuevas oportunidades, pero también te enfrenta con retos que quizás no habías imaginado.

Muchas veces llegamos al país de acogida con una mochila llena de sueños y expectativas. Y eso está bien. Soñar es parte del viaje.
Pero también es importante ser conscientes de que emigrar no siempre es como lo imaginamos… y está bien que así sea.

Este post no busca desmotivarte, al contrario: quiero ayudarte a tener una mirada más realista y amorosa del proceso migratorio. Porque cuanto más consciente estés de los contrastes entre lo que esperas y lo que vives, más herramientas tendrás para adaptarte y cuidarte en el camino.

Expectativa: Vivir en el extranjero será súper divertido

Realidad: Claro que habrá momentos divertidos, emocionantes y llenos de descubrimientos. Pero también habrá días en los que te sentirás como pez fuera del agua. La adaptación cultural puede ser desafiante y habrá situaciones nuevas que te harán sentir vulnerable.
No es que lo estés haciendo mal, es que estás aprendiendo a vivir en un nuevo mundo.

Expectativa: Voy a encontrar trabajo de lo que sea, rápido y bien pagado.

Realidad: Conseguir empleo en otro país lleva tiempo, especialmente si no tienes experiencia local o dominio del idioma.
Además, gestionar permisos de trabajo o documentación legal puede ser un proceso lento.
Quizá el primer trabajo no sea lo que soñabas, ni el mejor pagado… pero será un paso necesario en tu camino. Tu preparación cuenta, y con el tiempo podrás avanzar hacia oportunidades más alineadas contigo.

Expectativa: Voy a viajar todo el tiempo

Realidad: Al principio, las prioridades cambian. Buscar vivienda, trabajo, adaptarte al nuevo sistema… y sí, también hacer cuentas para llegar a fin de mes.
Viajar llegará, pero más adelante, cuando te sientas más estable. La paciencia también es parte de esta travesía.

Expectativa: No tengo papeles, pero pronto regularizaré mi situación

Realidad: Las leyes migratorias son cada vez más estrictas. No tener . Entrar a un país sin documentación puede dificultar mucho tu acceso a trabajo digno, vivienda estable o servicios básicos.
Infórmate y busca alternativas legales para emigrar con más seguridad y menos angustia.

Emigrar no es un cuento de hadas, pero sí puede ser un viaje transformador.
Está bien sentir miedo, tristeza o incertidumbre.
Pero también está bien pedir ayuda, invertir en tu bienestar emocional y rodearte de redes que te acompañen.

Invertir en tu salud mental no es un lujo, es autocuidado.
Es una forma de sostenerte con más amor y conciencia.
Es regalarte un espacio donde puedas ser tú, sin filtros ni máscaras.

Yo siempre digo:

La salud mental no se ve, pero se siente.

5 errores comunes que cometemos los inmigrantes

Emigrar es una experiencia transformadora, llena de retos, aprendizajes y emociones intensas.
Al llegar a un nuevo país, es normal cometer ciertos errores que pueden hacer el proceso de adaptación más difícil.
Hoy quiero compartirte 5 errores comunes que cometemos los inmigrantes y algunos consejos para que tu experiencia migratoria sea más ligera, consciente y enriquecedora.

  1. Compararlo todo con tu país de origen
    Frases como “esto en mi país era mejor” son muy comunes.
    Comparar constantemente solo genera frustración.
    Recuerda: cada país tiene su propia forma de hacer las cosas.
    Aceptar las diferencias te ayudará a adaptarte más rápido y a vivir con mayor bienestar.
  2. Idealizar tu país de origen
    Cuando emigramos, es normal sentir nostalgia y pensar que nuestro país era perfecto.
    Sin embargo, idealizarlo te impide valorar las oportunidades que te ofrece tu nuevo hogar.
    Permítete descubrir lo bueno del país que ahora te recibe: puede sorprenderte y ganarse un lugar en tu corazón.
  3. Vivir en la queja constante
    Quejarte de todo no mejora las cosas.
    Al contrario, eleva tu nivel de estrés y te impide ver las posibilidades que tienes frente a ti.
    Cambia el enfoque: agradece lo que tienes hoy y busca activamente formas de adaptarte y construir tu nueva vida.
  4. Relacionarte solo con personas de tu país
    Conectar con compatriotas es reconfortante y necesario, pero limitarte solo a ellos puede frenar tu integración.
    Abrirte a conocer personas locales te permitirá entender mejor la cultura, aprender el idioma y ampliar tu red de apoyo en el extranjero.
  5. Comer solo comida de tu país
    La gastronomía también es parte del proceso de integración.
    Atrévete a probar los sabores locales.

Descubrirás nuevos platos, tradiciones y, de paso, te sentirás más conectado con tu nuevo entorno.
Emigrar no es solo cambiar de país, es también una oportunidad para crecer, aprender y reinventarte.
Evitar estos errores te ayudará a construir una experiencia más positiva y enriquecedora lejos de casa.
Recuerda: adaptarse es un proceso, no tengas miedo de vivirlo a tu ritmo.

Los 7 duelos de la migración: 

¿Por qué mudarse de país puede doler tanto?
Cuando emigramos, dejamos mucho más que un lugar físico. Dejamos pedacitos de nuestra vida, nuestras costumbres, nuestras redes, y muchas veces, una parte de nosotras mismas. Aunque pocas veces se habla de esto, migrar también es atravesar un duelo.
Y no solo uno. Según el psiquiatra y especialista en migración Dr. Joseba Achotegui, el proceso migratorio puede implicar hasta siete duelos distintos. Conocerlos y ponerles nombre puede ayudarte a validar lo que sientes y entender por qué el proceso de adaptación a veces se vuelve tan complejo.
¿Qué es el duelo migratorio?
Cuando pensamos en la palabra “duelo”, solemos asociarla a la muerte. Pero en realidad, el duelo es cualquier proceso emocional que atravesamos ante una pérdida significativa. En la migración, las pérdidas no son definitivas, pero sí profundas. Por eso hablamos de duelo parcial, múltiple y recurrente: no hay una sola pérdida, y los duelos pueden reactivarse una y otra vez.
Los 7 duelos en la experiencia migratoria

  1. Duelo por la familia y los seres queridos
    Es, quizás, el más evidente. Estar lejos de mamá, de los hermanos, de los amigos de toda la vida duele. En muchas culturas, la familia es el eje central de la vida, y al migrar, ese eje se rompe. Con el tiempo, los nuevos amigos se vuelven familia, pero ese vacío nunca desaparece del todo.
  2. Duelo por la lengua
    Hablar otro idioma (o una variante del propio) puede ser una barrera que te hace sentir torpe, insegura o fuera de lugar. Incluso para los latinos que migramos a España, el castellano puede tener significados, giros y formas distintas que nos obligan a reaprender.
  3. Duelo por la cultura
    Este duelo se presenta en lo cotidiano: la comida, el humor, los valores, los horarios, la espiritualidad. Todo cambia. Y muchas veces, nos cuesta entender y hacernos entender. La adaptación cultural es un proceso, y como todo proceso, lleva tiempo.
  4. Duelo por la tierra
    No hablamos solo de un país, sino de los paisajes, colores, sonidos y aromas que nos conectan con nuestras raíces. Hay quién extraña el olor del pan recién horneado, el calor del sol en la piel o los atardeceres de su ciudad natal. Eso también es parte del duelo.
  5. Duelo por el estatus social
    Muchas personas migran con estudios, experiencia y habilidades… pero al llegar, se ven obligadas a empezar de cero. El reconocimiento social y profesional se pierde, y con él, la autoestima puede verse afectada.
  6. Duelo por el grupo de pertenencia
    Ya no eres “de aquí ni de allá”. Enfrentarse a la discriminación, al racismo o a la simple sensación de “no encajar” puede hacer que te sientas sola. La pertenencia se reconstruye, pero al principio, puede sentirse como si estuvieras en tierra de nadie.
  7. Duelo por los riesgos físicos
    Este duelo es más frecuente en quienes migran en condiciones precarias o peligrosas. Exposición a enfermedades, malos tratos, incertidumbre legal o exclusión social generan un alto nivel de estrés físico y emocional.

¿Tengo que vivir todos estos duelos?
No necesariamente pasarás por los siete, ni todos a la vez. Pero es muy probable que en algún momento te sientas identificada con varios. Y está bien. Es parte del proceso. No estás sola, y no estás “exagerando”. Nombrar lo que sientes es el primer paso para sanar.
Migrar también es una forma de valentía
Aunque duela, emigrar también es un acto de coraje. Es apostar por ti, por tus sueños, por una vida mejor. Reconocer los duelos no te hace más débil, sino más consciente y compasiva contigo misma.
Si estás atravesando uno de estos duelos, Te abrazo fuerte.
No estás sola, y mereces acompañamiento en este camino.